Acostumbra la sabiduría popular a mofarse de las ocurrencias ajenas con expresiones del tipo: “Creerás que has inventado la rueda”. Como si las prestaciones que ofrecen los modernos neumáticos que montan nuestros vehículos fueran fruto de procesos de fabricación sencillos y al alcance de todo el mundo. Nada más lejos de la realidad. El saber hacer acumulado por los fabricantes de neumáticos y la alta cualificación de sus equipos de ingenieros, que se concretan en importantes inversiones de I+D sostenidas en el tiempo, son condición “sine qua non” para explicar los beneficios que en materia de seguridad, manejabilidad y eficiencia energética y medioambiental nos aportan las nuevas tecnologías que incorporan los neumáticos.

Sistemas de monitorización de presiones 

Los sistemas de monitorización de la presión de los neumáticos, conocidos como TPMS (del inglés “Tire Pressure Monitoring System”), se han convertido en un importante elemento de seguridad activa de los vehículos evitando riesgos de reventón por sobrecalentamiento o de desllantado en caso de circular a una presión demasiado baja. Pero también son un factor clave de eficiencia energética, puesto que circular con la presión adecuada en los neumáticos contribuye a reducir el consumo de combustible y de las emisiones contaminantes a la atmósfera.

El legislador ha reconocido los beneficios de los sistemas TPMS propiciando su montaje en los vehículos nuevos. Primero en Estados Unidos, donde ya en 2008 se aprobaron leyes que obligaban a incorporar estos sistemas a los nuevos vehículos que se pusieran en el mercado. Después, en la Unión Europea: desde noviembre de 2014, todos los vehículos turismo y furgonetas de hasta 2.500 kilos con destino a alguno de los veintiocho países miembro deben equipar de serie sistemas de monitorización de presiones.

A las razones de seguridad -adherencia, estabilidad o distancia de frenada- y eficiencia energética -en términos de consumo de combustible y emisiones-, se suman otras relativas a la duración del neumático -circular con una presión un 20% inferior a la adecuada puede reducir su vida útil hasta un 20%- o la comodidad de tener que evitar comprobar las presiones una vez al mes, que es la periodicidad recomendada, porque ahora el sistema avisa en caso de problemas con el inflado.

En caso de pinchazo, por ejemplo, si conduces un coche sin TPMS puede ocurrir que cuando te des cuenta de la incidencia sea demasiado tarde, que hayas circulado más tiempo del razonable sin presión y tu neumático quede irrecuperable tras rodar sobre la llanta habiéndose dañado gravemente.

¿En que consisten los sistemas de monitorización de la presión de los neumáticos? Básicamente se trata de un conjunto de tecnologías que leen o interpretan constantemente la presión de los neumáticos, alertan al conductor con señales luminosas o acústicas de las variaciones que pueden afectar significativamente a las prestaciones del producto, sea en uno o en varios neumáticos, y activan eventualmente elementos correctores de esas situaciones. Llegado el caso, hay tecnologías que pueden reportar la incidencia a tu taller de confianza.

Los TPMS más modernos, llamados “directos”, gestionan la información recibida de cada uno de los sensores situados en las distintas ruedas, en general acoplados a la válvula. Los datos recabados por esos sensores se envían a través de ondas de radio a una centralita que activa un alerta al conductor en caso de que se registren valores inferiores a los memorizados en el sistema mientras circula, esto es, en caso de pérdida de presión significativa. Y todo en tiempo real. La visualización de cuanto ocurre con la presión de sus neumáticos por parte del conductor dependerá de lo sofisticado del sistema. Pero los hay que muestran en el cuadro de instrumentos la presión individual de cada neumático y hasta de la rueda de repuesto.

Por su parte, los sistemas de control de presiones denominados “indirectos” se sirven de la información que facilitan los sensores del sistema de frenos ABS y del de control de estabilidad ESP. La detección de la pérdida de presión se produce al comparar la diferencia en la velocidad de giro de cada rueda debido a la variación en el diámetro de un neumático cuando se desinfla. Una rueda con un neumático desinflado tiene menos diámetro y debe girar mucho más rápido para recorrer la misma distancia que el resto.

Sistemas de reducción de ruido o rumorosidad 

Nos referimos, en definitiva, al ruido que hacen los neumáticos al rodar sobre el asfalto, o el que transmiten al habitáculo donde vamos los pasajeros. Es uno de los grandes objetivos de los fabricantes de neumáticos: conseguir productos mucho más silenciosos. La industria automovilística, los fabricantes de vehículos, han descubierto que la mayor parte de los automovilistas quieren vehículos más silenciosos, por fuera y por dentro.

Si a esa demanda de mayor confortabilidad que manifiestan los conductores se suman los esfuerzos de las autoridades por reducir la contaminación acústica, es fácil de entender que la disminución del ruido sea uno de los aspectos que más ocupan y preocupan a los productores de neumáticos.

En un mercado tan competitivo, donde la última frontera de la innovación se traspasa a diario, son diversos los sistemas de reducción de ruido lanzados al mercado en los últimos tiempos. Sin embargo, comparten, en general, parecidos principios. Su fundamento reside en el desarrollo de nuevos compuestos, nuevos materiales que revisten el interior de la banda de rodadura y que gracias a sus propiedades absorben las vibraciones reduciendo la rumorosidad que se percibe tanto desde fuera como desde dentro del vehículo.

Más allá de la reducción del ruido -de muchos decibelios en los neumáticos más modernos-, estos sistemas no interfieren en otras prestaciones del producto, como la frenada, la manejabilidad o el comportamiento en mojado. Tampoco plantean dificultades especiales a la hora de su montaje en la llanta.

Sensores que reinventan la rueda 

Los sensores están cambiando la idea que teníamos del neumático. Además de los ya explicados que operan desde válvulas capaces de leer la presión de los neumáticos, se están generalizando otros que miden, por ejemplo, otros aspectos como la temperatura.

¿Qué aportan los sensores aplicados a los neumáticos? Información. De su estado y comportamiento. Datos fundamentales para trabajar sobre la fiabilidad del neumático en materia de seguridad, manejabilidad y eficiencia. El territorio por explorar es enorme: sensores que miden el peso del vehículo, el grado de desgaste del dibujo de la cubierta… El límite, las necesidades y expectativas de los automovilistas.

 

¿Qué le pedirías tú a los neumáticos de tu coche?

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