La vuelta a la rutina implica la puesta a punto de muchos de los elementos de nuestra vida cotidiana: organización del trabajo, reuniones, horarios, colegios, libros de texto … Sin embargo, uno de los más importantes y del que nos solemos olvidar es nuestro vehículo.

Durante el verano, la utilización del vehículo es mayor que durante el resto del año. El desplazamiento a nuestro destino de vacaciones o simplemente alguna escapada de fin de semana hacen que nuestro vehículo sume muchos más kilómetros.  Además, al número de kilómetros realizados, hay que añadirle el sobrepeso derivado de las maletas que se suben al vehículo en estos desplazamientos y el calor propio de la estación estival.

La temperatura que se alcanza, sobre todo en circulación rápida, puede derivar en un acortamiento de la vida de cada neumático. Además, durante el verano los neumáticos  sufren más que nunca ya que la propia temperatura de la goma es mayor que en otros momentos del año debido a la incidencia del sol y porque el asfalto está también más caliente,  hasta 10 grados más que la temperatura del ambiente. Por esta razón, si comprobamos que las gomas del coche se han desgastado, la mejor opción es realizar un cambio inmediato de los neumáticos. En cualquier caso, la profundidad del relieve del neumático no debe ser inferior a 1,6 mm en la banda de rodadura.

La revisión puede hacerla el propio conductor, aunque es muy conveniente acudir a un taller especializado para asegurarnos de que nuestros neumáticos están en perfectas condiciones para circular. Esta revisión sirve para verificar el nivel de desgaste y que los neumáticos mantienen la presión adecuada (siempre con los neumáticos en frío, después de una pausa de 15 minutos).

Una correcta presión de inflado garantiza el correcto funcionamiento de los neumáticos, mejora el rendimiento y la seguridad del automóvil. Además, evita un desgaste prematuro de los neumáticos y aumenta su vida útil.

Por el contrario, una baja presión aumenta el consumo de combustible, además del riesgo de pérdida de control sobre el vehículo. Por otro lado, una presión alta reduce el agarre a la carretera.

Es muy importante la revisión de forma preventiva de nuestros neumáticos para controlar su presión. Muchos vehículos disponen ya de señales de alarma que informan de la baja presión de los neumáticos. No hay que esperar que éstas salten para pasar por la gasolinera y comprobarla. Se trata de 5 minutos que pueden ser vitales. Además, la proximidad del otoño y con él la llegada de las lluvias hace que esta revisión sea más que recomendable para garantizar la seguridad de los conductores.

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